FORMACIÓN DE TÉCNICOS TITULADOS EN TECNOLOGÍAS DE
LA INFORMACIÓN
Intervención
de Ignacio Boixo
Presidente
de la Asociación de Licenciados en Informática.
FUNDESCO,
Madrid. 30 de Junio y 1 de Julio de 1992
El campo de las tecnologías de la información es realmente amplio. Se
puede incluir en él el sector telefónico, constructores hardware, imagen y
sonido y toda una serie de subsectores que hacen muy difícil delimitar qué es
lo que se entiende por tecnologías de la información. Para evitar este
problema nos vamos a referir, en esta ocasión, a la informática y, dentro de
la informática, al sentido históricamente más clásico en España, que es el
personal de los centros de proceso de datos.
En informática existen, obviamente, otros muchos subsectores, algunos de
ellos de un impacto social fortísimo, aunque no tanto dentro de los
profesionales. Por ejemplo el subsector de la microinformática, donde ahora ya
parecen existir más tiendas de microinformática que farmacias, haciendo, unas
y otros, una labor relativamente similar: se compran unos específicos que ya
vienen más o menos predeterminados y se intentan utilizar para lo que teóricamente
deberían valer; los efectos yatrogénicos, en ambos casos, son de sobra
conocidos. Aunque este es otro tema.
Centrándonos en las especialidades profesionales en los centros de
proceso de datos clásicos, y en subsectores afines, como la consultoría informática,
auditoría informática, seguridad, etc. podemos delimitar el perfil de estos
profesionales.
En primer lugar, los profesionales clásicos no tocan aspectos de
hardware. Todo lo más, pueden cambiar alguna placa, en caso de que esté
ausente el técnico de mantenimiento, o en el caso de ordenadores personales.
Como herramientas, en un centro de proceso de datos existen uno o dos
destornilladores y, algunas veces, hasta un alicate. Los profesionales clásicos
se dedican al software.
Dentro del software hay tres divisiones clásicas, que ahora están
cambiando. Las divisiones clásicas eran:
Explotación: son los que se encargan de hacer que la
gran máquina omnipotente funcione todos los días y a todas horas, ya que
es muy cara y todo el trabajo depende de ella.
Sistemas: están especializados en comprender cómo
funciona la gran máquina por dentro, con el ilusorio objetivo de mejorar su
rendimiento.
Desarrollo: son los que dan instrucciones a la máquina,
para haga algo útil, como la nómina o la facturación, que es lo que
realmente se pretende.
Estos tres grupos clásicos han evolucionado; por una parte, se han
diferenciado subgrupos y, por otra se han creado nuevos grupos no directamente
encuadrables en la división clásica.
Por ejemplo, en el grupo de sistemas se ha diferenciado claramente en
tres subgrupos: base de datos, sistemas operativos y comunicaciones.
Al surgir las bases de datos, primero jerárquicas y actualmente
relacionales, la especialidad de base de datos ha tomado un gran impulso en, al
menos, los grandes centros de proceso de datos, ya que su uso y su complejidad
están cada vez más extendidos.
Los sistemas operativos clásicos eran "propietarios",
realizados por el fabricante de las máquinas e incompatibles con los de
cualquier otro fabricante. La tendencia actual es, claramente, utilizar sistemas
operativos "abiertos", bastante independientes del fabricante de las máquinas,
lo que mejora el precio y las prestaciones, por la competencia que se establece, y permite ofertar gran cantidad
de aplicaciones normalizadas.
Las comunicaciones, al principio, eran normalmente una cosa bastante
sencilla; todo se reducía a pedir a Telefónica una línea e instalar un
terminal "tonto". Esto se acabó; ahora es necesario disponer de redes
complejas, para las que se precisa una formación intensa en informática y sólida
en los aspectos de comunicaciones; en este campo los ingenieros de
telecomunicaciones y los informáticos "clásicos", van juntos de la
mano, y así y todo faltan especialistas.
Un grupo importante que ha surgido es el Centro de Información. Se
calcula que, en las empresas mecanizadas, al menos la mitad de los terminales
son "inteligentes" -ordenadores personales-, con tendencia a copar
todo el crecimiento del parque de terminales y relegar a los terminales "tontos"
a tareas exclusivamente operativas, consistentes en introducir operaciones una
detrás de otra. Los ordenadores personales valen para casi todo; aunque se están
utilizando, principalmente, como máquinas de escribir, gracias al Centro de
Información se les está sacando el partido previsto de realizar informática
de usuario.
El grupo de seguridad está teniendo también un fuerte crecimiento. Si
el sistema falla las consecuencias son catastróficas, y el sistema, al ser más
grande y complejo, es cada vez más vulnerable a actos imprudentes o dolosos.
Un grupo que todavía no se ha afianzado es el de control de calidad. La
experiencia real indica que, generalmente, este grupo genera demasiada
normativa, que tiende a asfixiar el desarrollo, y, que, realmente, produce muy
poco control de calidad, que es lo que verdaderamente ayudaría a mejorar el
rendimiento.
La distribución, por especialidades, dentro de los centros de proceso de
datos clásicos, que son los que, todavía hoy, conforman la mayoría de la
informática realmente existente, pueden dividirse de la siguiente manera:
65 % Desarrollo. Así y todo, la cartera media de pedidos a Desarrollo
les mantendrá ocupados los próximos tres años, y el porcentaje de recursos
dedicados a mantenimiento suele andar entre el 60 y 70 %, por lo que es muy difícil
que Desarrollo pueda responder a las demandas de la empresa, por más que
voluntariosamente lo intenten.
10 % Sistemas. Está bastante estabilizado.
5 % Explotación. Han disminuido sus recursos, concentrándose en
personal no universitario.
10 % Centro de Información. Ha tenido un crecimiento muy fuerte, pero
parece estabilizarse en esta cota.
5 % Seguridad. Es otro grupo que ha crecido.
5 % Control de Calidad. Este dato es muy impreciso, pues depende de la
historia de cada centro de proceso de datos.
Todos los porcentajes expresados están referidos a puestos donde se
precisan titulados universitarios o personal con formación equivalente. Hay
otros muchos y buenos profesionales de informática, pero que quedan fuera del
ámbito de este estudio.
El problema principal que se está viendo en los centros de proceso de
datos clásicos es el colapso de Desarrollo. La productividad en Desarrollo no
ha aumentado, ni de lejos, al ritmo que en las otras especialidades, ya que no
se dispone masivamente de herramientas que aumenten la productividad. No se debe
olvidar que el Cobol, diseñado en los años 60, sigue siendo uno de los
lenguajes más extendidos. Este colapso de Desarrollo está intentando
soslayarse haciendo que el usuario cada vez sepa más informática y realice
parte de sus propias aplicaciones, especialmente aquello que no provoca
modificaciones, como pueden ser las consultas y los listados.
El crecimiento del personal informático es inviable, ya que, por poner
un ejemplo, en los bancos centrales de la Comunidad Europea, el 10 % de la
plantilla son informáticos, por lo que ampliar este porcentaje no parece
realista. Este 10 % puede extrapolarse a entidades dedicadas al tratamiento de
la información, excepto en el sector de la Administración Pública, que lleva
cierto retraso.
De este 10 % se puede pensar que está compuesto por un 6 % de titulados
universitarios o equivalentes y un 4 % de personal sin este tipo de formación,
como operadores y similares.
Por tipos de tareas, se puede estimar los siguientes
guarismos:
20 % en Investigación. Aquí se incluye a los profesionales que trabajan
en Sistemas, ya que, dado el bajo esfuerzo de investigación en software en España,
de otra manera la cifra sería mucho más reducida.
50 % en Desarrollo. Normalmente, no es preciso unos avanzados
conocimientos de informática de base para esta tarea, pero se requieren sólidos
componentes organizativos y de producción.
15 % de Comerciales. Son los que menos precisan de conocimientos informáticos.
Anecdóticamente, está en discusión, en algunos foros, si este personal debe
encuadrarse entre los informáticos o entre el sector de ventas.
15 % en Puestos Directivos. Se va notando la consolidación de los
profesionales informáticos clásicos en los puestos directivos, probablemente
por la propia evolución biológica, al disponer ya de profesionales avezados y
con suficiente experiencia.
Un problema que se observa en los informáticos recién titulados es su
escasa preparación para dirigir grandes proyectos, entendiendo como gran
proyecto un equipo formado por dos analistas, y cuatro programadores trabajando
durante dos años. La experiencia indica que un recién titulado, salvo
excepciones, no puede dirigir un proyecto de este tipo, dado que en la
Universidad no ha aprendido las técnicas adecuadas para la gestión de
proyectos.
Abundando en el tema, un proyecto, en España, de cuatro años de duración,
que involucre a diez personas, tiene una probabilidad de fracasar superior al 50
%. Normalmente, los resultados de este tipo de proyectos no se van a adecuar a
los objetivos que la empresa reclama a la fecha de entrega del proyecto (aunque
puede que se ajusten a los objetivos iniciales), y el coste se ha solido
multiplicar por tres. Es notorio en el sector que en este año han fracasado
muchos grandes proyectos, ya que parece que hace cuatro o cinco años muchas
empresas arrancaron grandes proyectos, con grandes inversiones, y en este emblemático
año de 1992 se han encontrado con pocos resultados para el esfuerzo realizado.
Quizá un problema de base son las herramientas de productividad. Desde
nuestro punto de vista, la productividad de los informáticos, específicamente
de los dedicados a Desarrollo, no habrá aumentado más allá de un 30 ó un 40
% en los últimos diez años. Las herramientas Case apenas han salido de la
Universidad; la ingeniería de software es muy escuchada y muy poco aplicada. De
hecho, no hay prácticamente nada extendido para mejorar la productividad,
salvo, quizá, las bases de datos y sus lenguajes asociados. Es imprescindible
mejorar la productividad, ya que, si no, Desarrollo no va a salir de su colapso,
y es Desarrollo quien hace funcionar la informática en España.
Otro aspecto en la formación universitaria, de plena actualidad por el
paso de licenciados en informática a ingenieros en informática, es la vieja
diferencia entre un ingeniero y un licenciado, entre un "politécnico"
y un "humanista". Un tema que se hecha en falta a los informáticos
recién titulados es la orientación al usuario. El informático no parece tener
claro porqué se gana su sueldo; piensa que, por ser capaz de pasar de la
tercera a la cuarta forma normal, ya ha cumplido su función social, cuando lo
que se le está pidiendo es que resuelva un problema de la sociedad,
representada en este caso por la empresa y por el usuario. Ese es el objetivo, y
pasar de la tercera a la cuarta forma normal es, simplemente, una herramienta
para alcanzarlo; se está confundiendo la tecnología con los objetivos, aunque,
ciertamente, este no es solo un problema universitario, sino que, en realidad,
es un problema social más amplio.
Como es también un problema social la diferencia entre ciclos
universitarios largos y cortos, donde, independientemente de las consideraciones
tecnológicas y formativas, existe una especie de "prestigio social"
del ciclo largo que está enturbiando un adecuado enfoque en la reforma de los
estudios universitarios.